Descripción

Este es un blog de sentimientos, reflexiones, amor y de vidas pasadas sobre todo, ya que todo lo que escribimos en un momento determinado, se volverá pasado al fin y al cabo. Lo que las musas me susurran con su voz.

sábado, 1 de marzo de 2014

Debimos, debemos y deberíamos.

Debimos, debemos y deberíamos.





Buenos medio días twitteros y bloggeros, hoy vengo con una nueva entrada que escribí ayer en boli y papel, como solía hacer antes. Es melancolía en estado puro, pero un artista nace de la tristeza, o eso dicen.

Sentados en el mismo lugar; tú, con mi "yo" en la cabeza, yo, con tu "tú" en la mía, tan separados, como juntos. Bajan en ese instante las miradas dos enamorados del dolor. La melancolía les cala el alma, tan fría por la ausencia y tan caliente por las ganas. Y es entonces, cuando sientes esa rabia convertida en un nudo de impotencia que tapona el estómago.

Es complicado rendirse cuando sabes que a quien quieres, también te quiere. Eso es lo que duele realmente, saber que nada de lo que hagas cambiará los hechos, ni las noches, ni las lágrimas, ni las tormentas. Es ahí cuando nos encontramos frente al caos, frente al bonito y doloroso reflejo del arco iris, te hace llorar, y te hace reír. ¿Por qué será que nos gustan las cosas perjudiciales? Todos tenemos vicios, pero el problema llega cuando el vicio es más fuerte que tu auto control. Él, mi debilidad más perfecta, mi amor más loco y profundo.

Cómo duele mirarte y sentir tus pensamientos, 
cómo duele no poder escucharlos,
cómo duele cuando tu corazón deja de hablarme.

Entonces, deja de ser cierto, deja de decirse en alto lo que más se desea escuchar ¿No ves que hasta el cielo lo espera? Se respira injusticia en lo más alto, se respira la sangre de dos corazones muertos aplastados bajo la lluvia de los días grises. ¿Para qué hablar de lo que se debe hacer si nunca se hace? Y me duele, porque soy consciente de la realidad. Es sólo que, algo dentro de mí no se conforma, y de alguna forma, te busca en todas partes. 

Pero cuando te encuentra, sólo quedan restos. 
Los restos de ese amor tan puro y limpio que teníamos.
 Los restos de ese chico alegre y feliz que conocía (o creía conocer).

Ahora, sólo olemos a desgracia, a una vida dejada con olor a tabaco. Se me parte el alma sólo de pensar lo que ha hecho el tiempo y la vida con nosotros (o lo que nos hemos hecho el uno al otro). Se me parte el alma de pensar que nunca podré tenerte entre mis brazos, junto a mis labios, o en mi cama. Pero supongo que es el precio que se paga, "debimos, debemos y deberíamos" hacer muchas cosas, pero la realidad es que se quedará, se queda, y se quedó en "debimos".

Lo cierto es que el tiempo sigue su camino sin mirar atrás, y pasa, y no lo ves, porque algún día ya será demasiado tarde para volver. Sólo espero que algún día me perdones por todo aquello que debí hacer y no hice, porque eso es de lo único que podría disculparme. Y no, no las hice, y seguramente no haré, aunque he de decirte que me sobran las ganas, pero no las fuerzas, como ya sabrás.

Supongo que algún día, en algún lugar, nos encontraremos y nos miraremos igual que nos mirábamos. Entonces, recordaremos todo ese dolor que sufrimos y nos hizo ser más fuertes 

¿Sabes qué es lo mejor? Que entonces no habrá lugar para las putadas, sólo para ese amor envenenado que por largo tiempo, nos hizo inmensamente felices.

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