Descripción

Este es un blog de sentimientos, reflexiones, amor y de vidas pasadas sobre todo, ya que todo lo que escribimos en un momento determinado, se volverá pasado al fin y al cabo. Lo que las musas me susurran con su voz.

martes, 10 de mayo de 2016

Desesperación

Desesperación



Buenas tardes, queridos bloggeros y twitteros. Ayer estuve reflexionando sobre algo que leí hace aproximadamente una semana de uno de mis escritores favoritos, Paulo Cohelo. El libro que me estoy leyendo se llama "once minutos", y lo recomiendo para todo aquel al que le guste leer, y sobre todo a todas aquellas mujeres que no comprendan partes simples de la vida, como las relaciones, el placer, el sexo, y la unión de todo ello. De antemano gracias a todos los que me leéis habitualmente, gracias a todos los que me leéis desde diferentes partes del mundo, si os hago sentir algún tipo de emoción, yo me doy por satisfecha. Hope you like it.

Una vez, un escritor dijo que hay dos cosas por las que el ser humano podría hacer cualquier cosa, por las que podía cometer cualquier locura, la primera por todos conocida, y a su vez la más obvia, es el amor, y la segunda, inconscientemente conocida por todos, es la desesperación. Bien, ¿qué pasa entonces si mezclamos estos dos densos condimentos dentro de una persona? Que sale un postre venenoso, una bomba alimenticia, una bomba que no va a matar a otros, más que a ti mismo, es decir, un pleno suicidio. Después, supongo que a su vez, estos dos condimentos se unen para crear uno nuevo; el amor obsesivo; o en este contexto; la desesperación.

Quiero pensar que a ninguna mujer le gusta verse arrastrándose para que un tipo cualquiera le preste atención. No sé porqué, pero quiero pensar que no está en nuestra naturaleza femenina el ser así, ni mucho menos perder la dignidad por alguien que ni siquiera se la ha ganado como para tenerla. Quiero pensar que sabemos esperar, y sino, que aprenderemos a ser pacientes. Quiero pensar que toda esta conducta dependiente pueda cambiarse, y aprender a no depender de nada ni nadie. Pero sobre todo quiero pensar que yo misma puedo dejar de comportarme así con quien no me valora. ¿Cuándo aprenderé a quererme a mí más que a otros que lo único que hacen es pisotear mi corazón y obligarme a mirar?, ¿cuándo aprenderé a ser ese bloque de hielo en el que se convierten algunos que ya tienen demasiadas tiritas en el corazón?, ¿cuándo aprenderé a ser yo quien lleve el mando, a ser yo quien decida lo que va a pasar y lo que no?, ¿cuándo aprenderé a llevarme tan bien con mi dignidad que no sepa ni pueda soltarle la mano más?, ¿cuándo aprenderé a rendirme ante una negativa?, ¿cuándo aprenderé a renunciar a lo que quiero, para hacer lo que debo, o lo que sería conveniente para mí?, ¿cuándo aprenderé a no ser masoquista conmigo misma? No lo sé, pero estoy deseando cambiar las manecillas del reloj y escribir "EL TIEMPO ES AHORA" bien grande, y empezar a cambiar todo esto que cada día me perturba más la paz.

Constantemente me repiten lo guapa que soy, resaltan continuamente cada uno de mis atributos físicos, homenajean mis virtudes psíquicas, emocionales y artísticas, pero todo eso se reduce a nada. Ese saco de complejos, ese saco de miedos, ese saco de reprimendas, ese saco de represiones, ese saco de exigencias, ese saco de inseguridades, hace que por no quererme como quiero, no me valore como debo. Todo el mundo me dice: "ey, tú te mereces algo mejor, ese o aquel no están a tu altura." Pero, ¿qué altura? -les digo- porque no me creo por encima de nadie, y además, soy bajita.

Pero, ¿cómo avisar al corazón, para que no se acerque a cabrones con cuchillo que le puedan llegar a atracar y llevarse todo lo que tiene, si él sólo sabe querer sin quererlo? El corazón es inocente, y el amor estúpido. Mi corazón es tan iluso que siempre engrandece un sentimiento que probablemente jamás haya existido, sólo porque ha llegado el final de una relación interpersonal del tipo que sea, y prefiere quedarse con los recuerdos bonitos y esquivar los malos, pero no, no debería ser así. Eh, pero igual que no se puede morir sin vida, tampoco se puede vivir sin muerte. Quiero decir, que las cosas negativas, también tienen que estar presentes, por el hecho de que son necesarias. Es simple, si están haciendo obras en el suelo y un día te caes en el socavón que hay en la acera de debajo de tu casa, y después te tomas un cóctel "olvídame" para tener un buen día y no acordarte de lo sucedido, mañana te volverás a caer. Puede que los errores nos hagan pasar malos ratos o hacernos sentir culpables, pero sin ellos, jamás tendríamos la maravillosa probabilidad de acertar. Igual que sin muerte, no tendríamos la maravillosa oportunidad de vivir.

A veces la mente nos juega malas pasadas, porque creemos lo que queremos creer, porque la vida así, es mucho más sencilla. Podemos engañarnos y distorsionar la realidad, hasta tal punto de que sea como nosotros queramos que sea. Pero como ya se sabe, la verdad siempre acaba saliendo a la luz, el ser humano siempre va a ir en busca de la verdad, incluso aunque se haya puesto una trampa a sí mismo para no encontrarla nunca, para que sea un puzzle imposible de resolver sin esas tres piezas que quemó en la hoguera. Sin embargo, también existe la desesperación por encontrar la verdad, y aunque parezca que no, destapar una mentira, duele mucho más que encontrar una verdad. Pero como se suele decir, nadie pregunta algo si no está preparado para escuchar cualquier tipo de respuesta, igual que nadie busca la verdad si no está preparado para encontrar cualquier tipo de verdad. Constantemente nos engañamos porque pretendemos que el dolor, el sufrimiento, se nos olvide, pero lo malo es que aunque olvidemos, el corazón nunca olvida algo que le ha marcado profundamente. Y es ahí donde está el error, en la mentira, en mentirnos a nosotros mismos en vez de utilizar todo ese empeño en no sufrir, para algo útil y benéfico, como afrontar los problemas.

Pero, ¿qué es el ser humano? Por una parte, es un animal por tener instintos básicos como: el hambre, la sed, el sueño y el sexo. Sin embargo, por otra parte, también es un ser aparentemente "racional", un ser, que cada día demuestra más lo irracional que puede llegar a ser si se lo propone. Con la irracionalidad se pueden controlar casi todas las necesidades básicas y no satisfacer algunas de ellas aparentemente prescindibles. Pero no, el ser humano no razona, o si, porque casi sería mejor no razonar, porque cuando se razona, es cuando vienen los problemas. Cuando se piensa más de lo permitido, cuando se controla algo que no se debería de controlar, porque el organismos lo necesita, es cuando empezamos a perder el pulso que nos echa la vida, por cabezonería. El ser humano se guía por instintos de supervivencia, o al menos, nuestra parte animal. Instintos, que la mente designa con eufemismos cuando los llama "impulsos" y se sobre justifica con cualquier absurda excusa, aunque verídica también sólo aparentemente.

No podemos cerrar los ojos en pos de evitar ser lo que somos, animales básicos que sólo van en pos de aquello que satisfaga sus necesidades. ¿Para qué luchar contra nuestra naturaleza?, ¿para qué luchar contra nuestras necesidades aunque la cabeza te diga que a veces no debes satisfacerlas?, ¿por qué pensar en las consecuencias, si los animales en general, ni siquiera saben que existen las consecuencias?, ¿por qué no dejarnos llevar por la corriente de nuestra especie? Es el ser humano el que no atiende a razones y no el corazón, señores. Porque aunque queramos, no podemos dominar nuestro instinto, el instinto nos domina a nosotros. 

Puedes
luchar contra tu propia naturaleza, 
agarrarte a un clavo ardiendo aunque te abrases la mano, 
sólo por no dejarte llevar cascada abajo.

Puedes,
luchar a contracorriente hasta que no te quede aliento, 
o fuerzas para contrarrestar esa necesidad.

O puedes,
dejarte llevar cascada abajo, 
no agarrarte, 
sin saber qué va a pasar contigo, 
y acelerar la caída. 

Quien sabe, a lo mejor sale bien.