Descripción

Este es un blog de sentimientos, reflexiones, amor y de vidas pasadas sobre todo, ya que todo lo que escribimos en un momento determinado, se volverá pasado al fin y al cabo. Lo que las musas me susurran con su voz.

lunes, 24 de septiembre de 2018

La imagen que refleja el espejo

La imagen que refleja el espejo





Buenas tardes bloggeros y twitteros. Hoy vengo a hablaros sobre la imagen que refleja el espejo. Esto se me ocurrió leyendo mi revista favorita, "Mente Sana". Aquí os dejo mi reflexión de hoy. Espero que os guste, que comentéis lo que os ha parecido y sobre todo que disfrutéis de lo que estáis leyendo.

Uno sabe qué imagen da, o que imagen tiene, cuando se mira a un espejo. Esa imagen aún y todo no es la imagen real que damos. Puesto que nos vemos 15 veces más guapos de lo que somos en realidad. Por eso ante nuestros ojos y ante nuestros espejos somos los más guapos del mundo. Como cuando tu madre o algún familiar te dice "eres la más guapa del mundo". Pero la realidad es otra.

Bien, pues pasa lo mismo con nuestra personalidad o el autoconcepto que tenemos de nosotros. Nos idealizamos. Cada uno ve de sí mismo su lado más positivo, y ve defectos que no son realmente los defectos que tenemos en realidad. Nos vemos defectos banales, defectos corregibles. En definitiva unos defectos que se pueden modificar y que no son tan malos. Pero nuestros defectos de verdad, nuestra parte oscura, no se la contamos a nadie porque no queremos creer que existe en nosotros. Sin embargo, aunque los demás emitan juicios subjetivos sobre cómo somos, seguramente estarán más acertados que nuestros propios juicios sobre nosotros mismos. Aunque no tienen forma de comprobar que su juicio sea el acertado, y aunque tenga algo de verdad, no será 100% acertado. Porque ni siquiera uno mismo puede saber cómo es realmente. Así que mucho menos podrá saberlo alguien ajeno a nosotros puesto que podemos proyectar una imagen de nosotros mismos que no refleje como somos en realidad.

Estas cosas no se pueden ver en un espejo porque no hay espejos que reflejen personalidades o almas. Podemos incluso tener una idea de la imagen que reflejamos. Pero es una imagen subjetiva que no se suele acercar a la realidad. En sí lo que hacemos con algunas personas es proyectar la imagen que queramos. Que normalmente esa imagen no es parte de nosotros, o a lo mejor sí, pero es más bien una actuación en un escenario que hacemos frente a los demás para que piensen de nosotros mismos lo que queramos que piensen. La imagen que damos a los demás es como cuando el espejo te devuelve tu imagen. No es una imagen real sobre nosotros. 

Uno no se puede ver interiormente a sí mismo, igual que no puede ver sus propios procesos mentales, o sus propios órganos y demás. Por eso tampoco puede verse lo que uno proyecta. Cada uno se puede hacer una idea sobre sí mismo, o sobre la imagen que proyecta a los demás, pero no va a ser un juicio acertado. Por eso si nos preguntaran cómo somos no podríamos responder. O responderíamos pero lo que dijéramos distaría mucho de la realidad. No podríamos decir la verdad sobre nosotros mismos porque no hay un espejo para personalidades o almas.

Así que, yo me pregunto: ¿es posible saber como somos en realidad?, ¿es posible que alguien de nuestro entorno sepa realmente como somos?, ¿los padres pueden saber al 100% como es nuestra realidad? Como mínimo nuestros padres serían medio conscientes de nuestros actos, nuestro lenguaje corporal y pueden hacer deducciones sobre cómo somos por lo mucho que nos observan. Pero no sé si realmente saben cómo somos. Porque cuando salimos de casa hacemos infinidad de cosas en las que ellos no están presentes. Y puede que algunos de nosotros les contemos ciertas cosas a nuestros padres. Pero, ¿y si parte de nuestro concepto se basa en lo que ocultamos a los demás? Quien sabe, creo que nadie puede saber a ciencia cierta como somos. Y aunque tuviéramos una persona que nos siguiera a todas partes y supiera nuestras rutinas y la clase de cosas que hacemos cada día, creo que ni siquiera esa persona sabría a ciencia cierta como somos. Entonces yo supongo que nadie sabe cómo somos al 100% ni tampoco habrá nadie que lo sepa nunca. 

Nosotros podemos opinar sobre nosotros, pero no vamos a opinar de manera objetiva nunca. Así que nunca vamos a llegar a saber del todo como somos, ni nosotros, ni nadie. Por eso Descartes dijo una vez "pienso, luego existo". Porque tiene conciencia de su existencia pero no tiene plena conciencia de su auto yo. No podemos conocernos del todo, y otros tampoco pueden. 

Esa es la conclusión a la que he llegado hoy. Somos como somos pero no importa el cómo. No sabemos cómo somos, los demás tampoco saben como somos, y nunca vamos a llegar a conocer cómo somos en realidad o al 100%. Así que a disfrutar del carpe diem, y Dios dirá. Sed felices.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Defectos

Defectos





Buenas noches bloggeros y twitteros. Hoy vengo a hablaros sobre los defectos. Me ha venido la inspiración viendo un par de series, entre ellas Merlí, en las que hablaban sobre los defectos de las personas y me he puesto a divagar. Y bueno, aquí tenéis el resultado:

Hablemos de defectos, todo el mundo los tiene. Algunos puede que desprecien los defectos de los demás o sus propios defectos. Tal vez, la gente que odia defectos ajenos, en realidad los odien porque les recuerdan a los suyos propios. Tal vez los cánones de belleza nos digan cómo deberíamos ser o bajo qué patrones se rige la belleza. Nos dicen cómo tenemos que ser, cómo debemos vestir, cuál debe ser nuestro aspecto, qué cualidades nos hacen más bellos y cuáles son las que nos dejan fuera de esa idea de belleza. Pero, ¿quién es perfecto? ¿Quién es el juez que dicta cómo y cuál debe ser la perfección?, ¿quién cumple esos cánones de belleza?, ¿a caso hay un modelo real de belleza? ¿Somos medidas?, ¿somos números?, ¿somos personas?

Como personas que somos deberíamos valorar a cada persona por lo que es, e individualmente. Lo que quiero decir es que hace falta conocer a alguien para hablar de su belleza. Una persona es más bella cuando más se la conoce. Por eso se dice que la belleza es cuestión de perspectiva. De primeras recibimos un estímulo visual de la persona en cuestión sin conocerla de nada, es decir, a primera vista. Valoramos si su superficie, (lo que captamos por los sentidos), nos resulta atractiva. Entonces diremos o más bien pensaremos si esa persona es guapa o fea. Ahí es dónde entra en juego el "tipo" de cada persona. Ahí es cuándo nos basamos en nuestros propios cánones y los que la sociedad en la que vivimos nos ha impuesto.¿Qué pasa? Que después de que el cerebro almacene más información sobre ese sujeto haremos una inferencia inconsciente. Es decir, una deducción que desemboca en una conclusión sobre una idea formada sobre esa persona. Analizamos inconscientemente sus gestos, su voz, su manera de hablar, los rasgos de su personalidad, semejanzas, virtudes, defectos, si le va la reciprocidad, si es buena persona, amable, si tiene valores... Es decir, conocemos a la persona y los diferentes ámbitos de su vida. Eso hace que cambie o se mantenga la perspectiva que tenemos a cerca de la persona a la que estamos conociendo. Si se mantiene a lo mejor es que hemos hecho una buena deducción, o que hemos analizado bien a la persona, o puede que la persona esté aparentando ser alguien que no es y un largo etcétera. Pero si cambia, en el sentido de que la persona nos haya parecido fea en un primer momento y después de conocerle cambia esa perspectiva, es porque entran en juego los factores de la personalidad. En este caso, siendo una persona con una personalidad atractiva en una primera impresión, y que por el contrario tuviera un físico que no nos atrayese. Por ejemplo si fuera una persona celosa, controladora y posesiva. Y en este caso nosotros fuéramos personas que no tolerásemos ese tipo de inseguridades o reacciones.

Por eso digo que la belleza es relativa. Es un conjunto de estímulos que nos llegan a través de los sentidos y los interpretamos y analizamos para saber si esa persona nos puede atraer o no. Pero en esto está bastante presente la perspectiva que tengamos a cerca del otro y la imagen que tengamos del otro. Porque es esa imagen que nos hemos formado lo que hará que nos sintamos atraídos o no por otra persona. Esto me lleva a pensar que no puede o no debería existir la superficialidad, y no puedo comprender cómo existe sabiendo que una imagen vale más que mil palabras. Por todo eso de los procesos mentales que he explicado antes. Otra cosa es que a esas personas no les importe la personalidad y se queden con el físico. Y también puede pasar que un físico envidiable acompañe a una personalidad también envidiable. Pero no siempre una cosa va ligada con otra. Este es un tema muy extenso y discutible.

Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué es el amor si no aceptar amar los defectos de otra persona? Porque cuando amamos de verdad amamos todos y cada uno de los defectos de esa persona. Después de haberlo analizado todo, después de habernos sentido atraídos por esa persona y después de haber dejado que nazca un sentimiento por ella, ya sólo cabe encontrar cosas que toleramos que como mínimo nos gustan. Puede que algunos de esos defectos nos molesten al principio y también después de muchos años aguantándolos. Pero sabes, que lo que define a tu persona son sus defectos, son lo que le hacen ser él. Y cuando discutes con la persona que amas, cuando ha sido culpa tuya, y os separáis por un tiempo, sus defectos salen a relucir y de repente los echas de menos. Sabes que sin ellos no lo reconocerías, no sería tu amor, o al menos no ese amor del que te enamoraste.

Por eso digo que los defectos son necesarios. Nuestra vida es defectuosa, nosotros somos defectuosos, todo es defectuoso y nada lo es, porque todo es relativo. A lo que quiero llegar es, que debemos amar los defectos de los demás y nuestros propios defectos. Es importante que cada uno se acepte como es y aprenda a aceptar a los demás como son sin querer cambiarlos o convertirlos en personas perfectas, porque la realidad es que nunca lo van a ser. Ya somos mayorcitos, o cuanto menos lo suficientemente maduros como para no meternos con los demás, no reírnos de la gente, no criticarlos con maldad, no burlarlos de las desgracias ajenas. Sí, yo tengo defectos, como tú y como todos, ¿por eso te tienes que reír de mí? Pues que te den por culo, porque por la única persona que cambiaría es por mí misma y para mí misma. Y si no te gusta lo que ves, ahí está la puerta. ¿Sabes qué? Yo no voy a caer tan bajo como para insultarte o agredirte cuando tú me insultas o me agredes de alguna manera. Simplemente te voy a ayudar a que te ayudes y cambies esa actitud de mierda. Por tu bien. No es sana esa actitud y ninguno debería tenerla. Que vivan los defectos, los que amamos sobre todo. Ole yo y ole tú que me lees.

jueves, 16 de agosto de 2018

Revuelto de emociones


   Revuelto de emociones





Buenos días bloggeros y twitteros. Hoy vengo a hablaros sobre emociones. Hace poco leí un cuento de Jorge Bucay que hablaba sobre las emociones, la rabia, la tristeza, el amor, el miedo y demás. A raíz de leerlo se me ocurrió esto que vais a leer hoy. Espero que lo disfrutéis y gracias a todos los que me leéis. Comentadme si podéis qué os ha parecido.

Hoy he preparado un revuelto de emociones, y me he chocado contra la cruda realidad. He llegado a pensar que lo que he cocinado está crudo, que no sé cocinar. Me he pasado horas en la cocina preparando algo que está malo y que no me voy a comer. En el momento en el que me puse hacerlo sabía que iba a acabar en la basura, así que no sé por qué empleo tanto esfuerzo en intentar hacer algo que no sé hacer. Como cuando intentas escribir un libro y acabas escribiendo un final penoso que no vende. Pero así es la vida. Supongo que muchas personas pueden advertirnos de que va a salir mal una cosa que desde el principio estaba abocada al fracaso. Sin embargo, ¿quién es capaz de quitarnos la ilusión de intentar hacer algo cuando cabe la remota posibilidad de que salga bien? Nadie. Porque aunque nos adviertan nadie es capaz de matar esa pequeña esperanza. Siempre vamos a creer que tenemos el poder de que algo salga bien. Y nadie nos culpa de ello, si al final uno sólo aprende a base de ostias, y hasta que no lo comprobamos por nosotros mismos no dejamos de hacer intentos en vano.

¿Qué se hace cuando uno está vacío y nada lo sacia, y nada lo llena? Bien, pues intentar llenarlo con cosas superfluas para dar una falsa sensación de que ese vacío está lleno. Para sentir que has hecho algo para dejar de sentirte así. Entonces llenas ese vacío con relaciones que tal vez ni siquiera te interesen realmente. Lo llenas con actividades para ocupar tu tiempo. Lo llenas con series y cualquier tipo de entretenimiento. Y también lo llenas con falso amor para que no se te oprima más el pecho.

Entonces no sabes qué más hacer para dejar de sentirte así, no sabes cuántos más abrazos, canciones, bailes y libros te faltan para llenar ese vacío. Entonces viene Ansiedad para acompañarte en tu soledad, y te dice que todo está bien, que hay muchas cosas para llenar ese vacío que te sienta mal. Y estúpida de ti le crees porque piensas que ella es la única que no te abandona. Que ella te conoce mejor que tú misma y está contigo cada día. Entonces confías en ella, y te das cuenta de que se te está pegando como una lapa venenosa que no te deja respirar. Y para cuando quieres deshacerte de ella, a pesar de que se haya convertido en tu mejor amiga y lleves conociéndola tantos años como ella a ti, ya no sabes vivir sin ella, porque dependes de su compañía. Ya no sabes cómo hacerlo y te sientes perdida, sin escapatoria de sus largos brazos que como tentáculos te arropan con su manto. Entonces gritas porque quieres escapar de su agonía y no sabes cómo hacerlo. -Ya es demasiado tarde- susurra en tu oído -ahora somos inseparables, ya eres mía-.

Después buscas la ayuda de personas en su mayoría tóxicas que llegan a tu vida o ya estaban en ella. Y te preguntas qué estás haciendo, o si existen personas buenas que te quieren con todos tus defectos y diferencias. Entonces Ansiedad te susurra en el oído -todas las personas son iguales, yo soy la única que te quiere como eres-. Y vuelves al principio de todo, le das la mano a Ansiedad que ya te presentó a su hermana Soledad y como no sabes qué hacer vuelves a estar en su compañía y te vas con ellas porque te llevan a ninguna parte para siempre.

Luego viene Dolor prometiéndote que va a hacerte sentir por fin. Sentir algo que nadie más te ha hecho sentir. Y como piensas que es algo bueno porque te lo susurra Esperanza, le crees. Entonces sientes algo malo dentro que te destroza eso que bombea a lo que llaman corazón y necesitas una anestesia que nunca llega. Y así conociste a Amor, la mejor anestesia de todas, y la que logró por fin llenar el vacío... con su amor.

miércoles, 18 de julio de 2018

El cuento de la rana y el escorpión

   El cuento de la rana y el escorpión





Buenas tardes queridos bloggeros y twitteros. Hoy vengo a hablaros sobre el cuento de la rana y el escorpión. Esta idea se me ocurrió porque veo una serie y me leí un libro en el que apareció este cuento y debido a la situación que estoy viviendo me ha parecido oportuno hablar de esta fábula. Espero que os guste, que comentéis lo que os ha parecido en los comentarios y que lo compartáis con vuestros amigos, familiares y seres queridos. Allá va.

"Un escorpión tiene que cruzar un río. Le pide a una rana que le lleve al otro lado sobre la espalda. La rana le pregunta: <<¿Cómo sé que no me vas a picar?>> El escorpión le asegura que si lo hace, se hundirán los dos en el agua y morirán. Son palabras lo bastante tranquilizadoras para la rana, que accede a trasladar al escorpión. Llegan a la mitad del río y el escorpión pica a la rana. El escorpión estaba picando a la rana hasta matarla, condenando a ambos a la muerte. La rana le pregunta al escorpión por qué le ha picado, y el escorpión responde: <<Es mi naturaleza>>."

Este cuento se puede abordar de muchas y muy distintas maneras. En el libro que me leí, la moraleja era que uno no puede renunciar a su propia naturaleza y que tampoco puede cambiarla. Puesto que el hecho es que el escorpión siempre va a acabar picando a su presa. Da igual cómo se cuente el cuento o cómo se den los acontecimientos, siempre va a pasar lo mismo. Pero si haces una buena reflexión sobre este cuento, no sólo habla de la naturaleza, también habla sobre la confianza y la desconfianza. Digamos que la culpa la tienen ambos personajes: la rana por confiar en que el escorpión no le va a picar, sabiendo que corre ese riesgo, y el escorpión por engañar a la rana y picarle hasta matarla.

Pero, ¿cómo se sabe la verdadera naturaleza de algo o alguien?, ¿ha de estar en su anatomía para ser su naturaleza? En cuanto a personas, ¿hay naturalezas adquiridas por ejemplo desde la infancia?, ¿es naturaleza cuando se es malo de nacimiento? ¿Cómo sabes si debes o no confiar en el escorpión?, ¿y si no fuera un escorpión y no supieses cuál es su naturaleza, pero existiese la posibilidad de que te hiciera daño? ¿Cuáles son las estrategias o las claves para fiarse o no fiarse de alguien? ¿Y si la rana se recuperase de la picadura del escorpión?, ¿volvería a confiar en alguien después de haber estado a punto de morir?, ¿o sólo desconfiaría de los escorpiones?, ¿y cómo podría la rana identificar a los escorpiones si no los ve venir?, ¿y si la rana llega a pensar que hay algunos escorpiones que son buenos y que no todos son iguales?, ¿volvería a confiar en todos los escorpiones?, ¿o tendría que conocer bien bien al escorpión para saber si puede fiarse de él o no?, ¿y si resulta que ese escorpión no le pica pero la rana ha desconfiado de él hasta tal punto de que no quiere saber nada más de la rana porque ha desconfiado de él?, ¿y si el escorpión supiera entera la historia de la rana y el escorpión?, ¿se enfadaría de todas formas?, ¿y si al escorpión lo que le enfada es que la rana le haya comparado con el primer escorpión porque éste no se considera malo?, ¿cómo puede saber la rana con certeza en quién puede confiar?

Lo que quiero decir es que no se puede saber ni ver a primera vista la naturaleza de una persona. Por lo tanto no puedes confiar al 100% en que esa persona no se vaya a comportar como se han comportado la mayoría de personas contigo, sabiendo que no la conoces todo lo bien que te gustaría. Sí, de acuerdo, tal vez sea negativo desconfiar, pero a la vez es lo más seguro, porque eso te protege de que el escorpión te pique. Cuando depositas la confianza en una persona ya no hay vuelta a atrás. Te vuelves confiada y tan vez no estés tan atenta a los detalles como deberías. Tienes miedo de que algunas cosas se escapen a tu control. Ser o estar lo que se dice ciega, pasar por alto ciertos detalles, ciertas alertas, ciertas advertencias.

Tú que intentas comprender a todo el mundo y empatizar con los demás, nunca eres comprendida y nunca empatizan contigo. Se enfadan porque desconfías, porque eres insegura. Se enfadan porque una vez te picó un escorpión, o unos cuantos, y no entienden o no quieren entender que ahora tienes miedo a los escorpiones. No entienden o no quieren entender, que una vez estuviste a punto de morir por sus picaduras. Y entonces eres tú la mala, porque te has encontrado con un escorpión bueno que no te quiere picar. La mala has sido porque has herido a uno de los pocos escorpiones buenos que hay en el mundo. La mala eres porque ese escorpión no te ha dado motivos para desconfiar. La mala eres porque no has entendido que ese escorpión no es como los demás. La mala eres porque te has cargado lo que podría ser una relación bonita con el único escorpión bueno. Entonces no sabes qué hacer para reparar el daño causado, porque aunque tu picadura no mata, sí duele. Pero el malo realmente es él porque no entiende los motivos de la rana. El malo es él porque no se ha molestado en reconfortar a la rana, simplemente se ha dedicado a echarle la bronca y decirle que está mal. El malo es él porque ha sido egoísta y sólo ha pensado en como le afecta la desconfianza de la rana, pero no le importa por qué la rana desconfía y como debe de sentirse como para desconfiar de un escorpión bueno, sabiendo, que lo es.

Al fin y al cabo, la moraleja es: que si confías en quien no debes, el escorpión te pica y te mueres. Que si desconfías de quien debes el escorpión no te pica y no te mueres. Sin embargo, si confías en quien debes, el escorpión no te pica y no te mueres. Pero si desconfías de quien no debes, el escorpión te pica y te mueres.