Descripción

Este es un blog de sentimientos, reflexiones, amor y de vidas pasadas sobre todo, ya que todo lo que escribimos en un momento determinado, se volverá pasado al fin y al cabo. Lo que las musas me susurran con su voz.

martes, 26 de febrero de 2019

No me merezco esto

No me merezco esto





Buenas noches bloggeros y twitteros. Hoy vengo a hablaros sobre lo que no nos merecemos. El otro día leí un tweet que decía: "¿Sabéis qué es importante? Aprender a decir: <<no me merezco esto>>. No me merezco que me traten de esta manera, que me respondan así o que me ignoren de esa forma. No me lo merezco, y como no me lo merezco, me voy. Es importantísimo reconocer de dónde y de quién hay que irse". Y la verdad es que estos 140 carácteres me han hecho reflexionar bastante. Y aquí os dejo mi reflexión de hoy. Espero que os guste, que comentéis lo que os parece en los comentarios, y que lo compartáis con vuestros amigos. Un abrazo.

Yo soy una persona que necesita cariño como cualquier otra. Pero también soy una persona que tiene pánico a las huídas, que tiene pánico al rechazo, al desamor, al abandono. Mi historia es dura, como puede ser la de cualquiera, porque está claro que ningún ser humano se ha librado de los palos que da la vida.

Una vez alguien me dijo que tengo que soltar, que dejar ir a quien quiere irse. Que no puedo obligarme a estar con una persona que no me quiere o no le gusta como soy. Una vez intenté una relación con alguien que no me toleraba, que se enfadaba por tonterías, por cosas que son esenciales e inherentes a mí. Y yo intentaba cambiar aquello que no le gustaba de mí. Entonces me decidí a hablar con una persona experta sobre ello, y me ayudó a que yo misma llegara a la conclusión de que a esa persona no le gusto como soy. Y yo intentaba meter la llave en la cerradura que no era, intentaba con todas mis fuerzas introducirla y no me cansaba porque yo realmente creía que iba a encajar en algún momento. Pero es que lo que no es de ese lugar, no lo va a ser nunca. Lo que no es no puede ser y tengo que aprender a no intentar algo que sé que es imposible.

Supongo que lo hacía porque tenía miedo de estar sola. No quiero estar sola para siempre, necesito encontrar a quién amar y quién me ame. Pero no puedes forzar la cerradura donde no entra una llave que no es pareja de esa cerradura. Tienes que desistir, soltar, dejar ir. Cuando sueltas algo y estás mal por haberlo soltado, por decepcionarte a ti misma por no haber hecho todo lo posible porque eso marchara bien, te desilusionas. Y entonces viene la típica persona que te dice que todo irá bien, que encontrarás la llave que pertenece a esa cerradura. Que la llave que tenías era una llave tonta, una llave inútil, una llave que nadie querría. Te dicen "tú mereces algo mejor, esa llave no te convenía porque jamás iba a entrar en esa cerradura y lo sabes. No te conformes, ve a por algo mejor. Estoy seguro de que hay algo reservado para ti que te merezca". Y tú vas y piensas: "menudo consuelo, menuda tontería, yo quería ESA llave, porque es la que me han dado a la mano, la más fácil, la más disponible, la más dispuesta." Y entonces te dicen que te estás haciendo daño porque llevas un montón de horas, de días, de semanas intentando meter la llave en la cerradura. Y al final, después de oír muchos sermones, te das cuenta de que tenían razón. Pero no te das cuenta porque diferentes personas te han dicho lo mismo ni por lo que te dijeran esas personas, te das cuenta cuando ves que no puedes más, que lo has intentado todo y que no funciona. Así que te rindes, y empiezas a buscar otras llaves para ver cuál de ellas entra por fin en la cerradura. Pero sabes que cuando te den otra llave equivocada vas a hacer lo mismo porque estás desesperada por entrar, atravesar la puerta y ver que hay. Te mata la curiosidad, el ansia, las ganas, y sabes que forzar la cerradura no va a conseguir que abras la puerta. Así que esperas y esperas a que llueva la llave maestra del cielo, pero no cae nada, hasta que empiezas a buscar de verdad y con criterio. No conformándote con la primera llave que te dan. Bueno, puede que esta vez pruebes una vez o dos. Y si ves que no entra, desistes al instante porque ya has aprendido la lección.

Lo malo de todo esto es que la llave antigua que tenías de esa puerta, que abría a penas unos milímetros la puerta se la ha llevado su dueño y ya no te la va a devolver más. Y al principio pataleas, lloras, te pones triste, te desilusionas, te duele el pecho, sientes ansiedad, pero luego ves las cosas de otra manera. Esa llave desaparece de tu vida porque ella ha decidido que no quiere volver más a tu vida. La persona del otro lado de la puerta ya no te va a abrir más. No vas a cruzar más palabras con esa persona, no vas a verle más, a escucharle más, a escribirte más con ella, y te da pena, mucha pena. A veces piensas: "algo he debido de hacer mal para que me cierre la puerta en las narices". Y otras veces piensas: "yo no le he hecho nada para que me cierre la puerta en las narices". Y cuando ha pasado algún tiempo dices: "¿sabes qué, gilipollas engreído,? NO ME MEREZCO ESTO". 

Y entonces vas acumulando recuerdos en tu memoria, de cuando te hizo un feo, de cuando te dejó en visto, de cuando te dijo que no le importabas una mierda, de cuando te dijo que no se acordaba de la primera vez que te conoció, de cuando no se acordaba de ese momento precioso que viviste con esa persona y que tú no olvidas. Y entonces te das cuenta de que los dos estabais en puntos muy diferentes de una relación interpersonal. Te das cuenta de que te usaba, de que no te quería, de que te hacía desprecios constantes, de que te ignoraba, de que nunca te había tenido en cuenta. Te das cuenta de que no escuchaba tus audios, ni las canciones que le dedicabas, te das cuenta de que no te escuchaba, de que no te preguntaba qué tal estás, de que nunca se interesó por ti o por tu vida, te das cuenta de que por mucho que quieras nunca se va a abrir a ti porque es un ser gélido sin corazón buscando agujeros negros en el espacio vacío que es su mundo. Y entonces te plantas y dices: "no, ya basta. Ya me has humillado suficientes veces como para que diga NO PUEDO MAS, NO ME MEREZCO ESTO". Entonces te vienen a la cabeza las frases de todos esos amigos que te advirtieron, que te dijeron que era un gilipollas, que no te quería, que te hacía muchos feos y muchos desprecios, que ni siquiera te registraba, que pasaba de ti. Y antes puede que te gustase eso, que cuanto menos caso te hacía, cuanto más misterioso era, más te gustaba. Pero se acabó. Quizá fuiste más fuerte tú que yo para acabar con algo tan tóxico como lo que teníamos. Pero ahora soy yo la que no quiere tu lástima, ahora voy a ser la persona que siempre quise ser, la persona que se valora a sí misma, que se quiere, que se respeta, y que por eso no va a dejar que un cabrón como tú la desprecie como tú lo hacías. Lo siento, no me merezco esto. Me merezco algo mejor que tú. Ya no me resulta atractivo el humo que desprende tu helado corazón. ¿Pero sabes? Aún así te deseo lo mejor. Ojalá que no le hagas a nadie todo lo que me hiciste a mí, ojalá encuentres un amor, ojalá consigas abrirte con alguien y decirle cómo te sientes, ya que yo no lo conseguí. Ojalá que alguien derrita tu frío corazón.

¿Sabes? He aprendido una cosa. Nadie es quien para decirle a una persona te mereces esto o no te mereces aquello. Sólo uno mismo sabe lo que merece y lo que no. Y no voy a ser yo quien te diga que después de todo lo que me has hecho te mereces que te amen tanto como soy capaz de amar, tampoco voy a ser yo quien te diga que no te mereces que te amen como yo amo. Pero si que te auguro que las cosas te vayan bien, ¿porque sabes? El odio se paga con amor. Y las personas que hacen mal a otras son personas que necesitan mucho cariño. Ojalá y todo te salga bien y aprendas a no hacer desplantes como tu lo hacías. A día de hoy puedo darte las gracias por hacer algo que yo no tenía valor de hacer pero por lo visto tú sí. Gracias por librarme de esta relación tóxica, gracias por bloquearme, por cortar con esto, porque sinceramente yo no me merezco esto.