No hay tal crisis.
Nos hacemos los fuertes cuando tenemos un problema, a nadie le gusta estar triste, y menos mostrar su dolor ante los demás;
Primero, porque eso nos hace invulnerables a los demás, como si estuviéramos en un estadio de fútbol lleno de gente y nos encontrásemos en el centro del campo desnudos, débiles, como si nuestra cabeza fuera de cristal y se pudieran ver los pensamientos que escondemos dentro. Como si todo el mundo pudiera leer nuestras debilidades.
Tal que, cuando nos pasa algo, nos escondemos, ponemos una coraza, actuamos con normalidad como si nada pasase, como si no nos importara, cuando por dentro, hay algo que nos mata poco a poco, y que a medida que pasa el tiempo, más se debilita la coraza que creamos.
En este caso, la tomamos contra los demás, aunque no tengan la culpa de nada, y aunque no nos importe lo que les pasa a ellos o si están mal en ese momento, nos hacemos los superados, o si no estamos violentos con todo el mundo, después pedimos disculpas, pero en el momento de hacerlo, sabíamos lo que estábamos haciendo, al igual que sabíamos que no estaba bien, pero tampoco nos refrenamos, seguimos jodiendo, hasta que a nosotros nos apetezca, hasta que nosotros estemos bien.
Sí, pedimos disculpas, y las sentimos, pero no nos arrepentimos de lo que hemos hecho, y sí, es egoísta y está fatal, pero es algo que nos ha hecho sentir bien, por mucho que queramos rehuir de lo que somos, somos cobardes, y también somos egoístas como nosotros solos, aún así no nos importa serlo.
Porque para nosotros nada ha pasado en ese momento, no hay tal crisis, estoy bien.
Cuando no podemos más rompemos a llorar, en ese momento por cualquier chorrada, ya sea una canción triste, ya sea un poema o una serie, nosotros necesitábamos llorar, pero somos tan cobardes que ni siquiera eso lo podemos hacer solos. Necesitamos que nos obliguen a llorar.
Y encima pretendemos que esas personas que tanto queremos estén ahí para apoyarnos cuando estemos mal, porque somos egoístas, y porque digamos lo que digamos, nos queremos a nosotros mismos como no queremos a nadie más, y para colmo, esos amigos están contigo, apoyándote en lo que haga falta, incluso riendo de cosas que no tienen gracia, haciéndote reír y siendo payasos por un día y sin sueldo, haciendo todo lo posible porque estés bien cuando tú les has jodido a posta.
En este caso, la tomamos contra los demás, aunque no tengan la culpa de nada, y aunque no nos importe lo que les pasa a ellos o si están mal en ese momento, nos hacemos los superados, o si no estamos violentos con todo el mundo, después pedimos disculpas, pero en el momento de hacerlo, sabíamos lo que estábamos haciendo, al igual que sabíamos que no estaba bien, pero tampoco nos refrenamos, seguimos jodiendo, hasta que a nosotros nos apetezca, hasta que nosotros estemos bien.
Sí, pedimos disculpas, y las sentimos, pero no nos arrepentimos de lo que hemos hecho, y sí, es egoísta y está fatal, pero es algo que nos ha hecho sentir bien, por mucho que queramos rehuir de lo que somos, somos cobardes, y también somos egoístas como nosotros solos, aún así no nos importa serlo.
Porque para nosotros nada ha pasado en ese momento, no hay tal crisis, estoy bien.
Cuando no podemos más rompemos a llorar, en ese momento por cualquier chorrada, ya sea una canción triste, ya sea un poema o una serie, nosotros necesitábamos llorar, pero somos tan cobardes que ni siquiera eso lo podemos hacer solos. Necesitamos que nos obliguen a llorar.
Y encima pretendemos que esas personas que tanto queremos estén ahí para apoyarnos cuando estemos mal, porque somos egoístas, y porque digamos lo que digamos, nos queremos a nosotros mismos como no queremos a nadie más, y para colmo, esos amigos están contigo, apoyándote en lo que haga falta, incluso riendo de cosas que no tienen gracia, haciéndote reír y siendo payasos por un día y sin sueldo, haciendo todo lo posible porque estés bien cuando tú les has jodido a posta.
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