Lo llamaban fenómeno arcoíris
Buenas noches mis queridos bloggeros y twitteros. Sé que ando unos meses atrasada con el blog, pero es que no me apetece redactar temas últimamente, aunque he de decir que tengo alguno escrito que no he publicado en el blog. Pero bueno, he decidido dejar los temas para más adelante. Estos días publicaré entradas que tengo escritas y no publiqué porque mientras estaba con los temas, espero que os gusten. La que vais a leer hoy no está pensada pero es algo que me ha venido a la cabeza en uno de estos viajes en bus de meditación. Así que espero que os guste y ya sabéis que podéis dejar un comentario debajo de la entrada, no hace falta tener ninguna cuenta de nada para comentar, así que no os cortéis, me encantaría recibir vuestras opiniones. Muchas gracias a toda la gente que se pasa a menudo por mi blog para leerme de vez en cuando.
Lo llamaban fenómeno arcoíris. ¿Qué es en sí un arcoíris? Pues bien, según la RAE un arcoíris es "Un fenómeno óptico que presenta en forma de arco de bandas concéntricas los siete colores elementales, causado por la refracción o reflexión de la luz solar en el agua pulverizada, generalmente perceptible en la lluvia". Lo que viene a decir que es un fenómeno atmosférico que se da únicamente cuando hay lluvia.
Digamos, que normalmente la gente denomina un arcoíris como algo bonito, sin embargo, ¿qué es lo que quiere decir, a modo simbólico? Quiero decir, la lluvia siempre se ha relacionado con la tristeza, la melancolía, porque visualmente es como si el cielo llorara, esas gotas de lluvia cuando vemos que el cielo está cabreado (como suelo decir yo). Y por otra parte, el sol, tiene también mucho simbolismo, ya que es luz, es alegría, es felicidad, es vacaciones, es sonrisas, y muchas cosas positivas. Digo yo que, la lluvia y los días soleados son dos fenómenos atmosféricos totalmente contrarios.
Por otra parte, el arcoíris también tiene su propio simbolismo, se suele relacionar con el amor mayormente, ya que es una composición de siete bandas de siete colores diferentes y muy vivos.Da la impresión de ser un aspecto inocente del cielo, un aspecto inocente de la vida, algo bello que ni crea ni destruye nada más que una belleza óptica. También se suele relacionar con los sueños, una mente demasiado viva, demasiado inocente, demasiado soñadora. Como estas veces que se dice "no digas esas pasteladas que vomito arcoíris" o "deja de pensar en unicornios y arcoíris". Y yo digo, ¿por qué un arcoíris tiene que simbolizar un amor inocente, puro, rosa? Más bien es una guerra entre el cielo que supongo que queda en un extraño empate de siete colores.
¿Realmente debería considerarse un empate? ¿El resultado de una guerra entre fenómenos atmosféricos? ¿O quiere decir que el agua complementa a la luz porque es algo bonito? Quien sabe, siempre hay miles de preguntas sin respuesta. Sin embargo, cuando relaciono el tiempo con mi estado de ánimo, y me paro a pensar digo, mi corazón y mi cabeza son como un arcoíris.
La lluvia, las lágrimas, lo que sangra mi corazón. El sol, la luz, la felicidad, la sonrisa y la esperanza de que algo mejor pueda venir todavía. Es una batalla constante entre dos mundos. Es de estas veces que sabes lo que debes hacer y lo que quieres hacer. Por una parte te sientes cansada, tu corazón no aguanta más obstáculos, se desborda y luego no hay quien lo llene. Sin embargo, tu cabeza te dice, una vez más, todo va a salir bien, puede salir bien, tiene que salir bien. Algún día uno de los dos vence, aunque el otro se queda rezagado, y pasa lo mismo con el arcoíris, uno de los dos cede, para crear una unión perfecta (como también una conclusión a modo de pacto entre ambas partes).
Quizá a veces sea una tormenta de llanto y a veces una tormenta solar. Pero, ¿qué puedo hacer? No soy perfecta, y quizá esa fue mi maldición, me encariñé de una piedra. Una piedra dura de roer, una piedra peleona, una piedra que siempre que intento esquivarla está ahí para hacerme fallar, para ver mis fallos. Una piedra fría, sin alma, inerte, una piedra bonita, una piedra que duele y hace daño. Una piedra con punta, aquí clavada, en el izquierdo. Esa piedra que tan bien conozco y tanto desconozco. Ese arcoíris que narra mi vida en forma de colores.
Hoy, pedí un deseo, no puedo decir qué pedí al verlo, porque sino no se cumplirá, pero supongo que no hace falta que lo diga, porque cuando alguien enamorado tiene la oportunidad de pedir un deseo, siempre es el mismo, y lo seguirá pidiendo y pidiendo hasta que por fin se cumpla. Lo podrá decir de mil maneras, pedir muchas cosas distintas, pero siempre la misma al fin y al cabo. Puede que sea esa guerra de dioses, querer y no poder, como siempre, pero no me rindo, porque si la lluvia y el sol saben hacer un pacto, yo también.