Todo lo que quiero se resume en “tú”.
Y cuando miro delante, al costado, y detrás lo único que veo es todo lo que he perdido. No solo todo lo que viví con él, sino todo el tiempo que malgasté pensando que lo que vivimos iba a alguna parte. Pero sabiendo, que si tuviera en mi poder una máquina del tiempo para volver al pasado gastaría mi vida volviendo para revivir todos esos momentos una y otra vez. Y aunque sé que no es eso lo que me conviene, ni lo que debería hacer, el amor no atiende a razones.
Ahora que estoy mirando hacia mi presente y mi futuro no sé que pensar ni hacer. Yo tenía mi vida planificada a su lado, sabía que me quería aunque no me lo dijese todos los días, porque sé que algunas palabras tienen detrás un sentido oculto que me está diciendo que me quiere. Pero ahora ni siquiera puedo permitirme preguntarme qué siente por mí, porque tomó la decisión de que era mejor no hablarnos y cada uno hacer su vida para no volver a lo mismo año tras año. Tuve que valerme por mí misma para afrontarlo y saberlo. Y aunque me duela todo esto sé que está en todo su derecho de hacer con su vida lo que quiera, y sobre todo tiene el derecho de querer ser feliz sin que nadie se lo impida. Por eso lo decidió él solo, para mirar por su futuro. Y lo entiendo perfectamente, porque es algo que le costó decidir, y si lo hablase conmigo sabe que no podría decirme adiós. Ya que nos hemos dicho adiós tantas veces, que después se ha convertido en un hasta entonces, que sabía que en esto tenía que estar solo. Pero me hubiera gustado que contara conmigo, que pudiera expresar como me siento, que hubiera podido decirle por última vez cuanto le quiero, y que no me imagino mi vida sin él, pero ahora no puedo, y siento que tengo mil cosas que decir que nunca escuchará. Pero también comprendo, que siendo como soy, y si le hubiera dicho todas esas cosas seguiríamos ahora hablando, y a la larga, es un bien común que nos favorece a los dos el no hablarnos. Y una medida que ninguno de los dos quiere, pero es necesaria.
Pero bueno, habrá que hacer frente a lo que ya está hecho, y afrontar lo que nos toca solos, aunque cada noche mi mente juegue conmigo, y se invente mundos paralelos en los que estoy con él feliz sin que nada de esto hubiera pasado, yo estando allí, o él aquí, y queriéndonos como nadie. Porque dicen, que cuando uno encuentra a su media naranja, por mucho que las circunstancias no se den, o no sean convenientes, no quiere dejarla ir. Cuando te enamoras de alguien lo sabes, y también cuando alguien se enamora de ti. Simplemente leyendo entre líneas, en sus labios, en sus expresiones o en sus ojos. Sabes lo que va a decir, o quiere decir, e incluso lo que puede estar pensando. Eso es algo que a mí me pasaba, era y es mi afín, mi alma gemela. E incluso tengo amigas que dicen que es la versión masculina de mí misma. Queríamos lo mismo, decíamos las cosas tal cual las pensábamos, éramos directos, sinceros, éramos iguales, y me encantaba.
Todo lo que no me gustaba de él durante una pelea, luego lo echaba de menos. Y cuando buscaba que otro chico me gustara, quería que se pareciera a él y cuando no tenía algo tanto malo como bueno que él sí, dejaba de gustarme. Porque yo he encontrado a MI persona, a la persona que quiero sobre todas las cosas y por encima de ellas. E incluso me atrevería a decir que es la persona con la que no me importaría pasar el resto de mis días, aunque eso signifique muchas peleas, sólo porque también sé que eso significarían muchas reconciliaciones. Y sólo espero, teniendo la esperanza de ello, que vuelva a pedirme que nos hablemos. Aunque sé que de él nunca saldrá un lo siento, solo espero que por lo menos algún día vuelva a hablarme, tampoco espero que me diga que me quiere, porque a los dos nos dolería. Solo quiero ser su amiga con la mejor de las intenciones, no quiero meterle fichas ni que me quiera, me conformo con saber como está, con ayudarle cada vez que le pase algo, con ser útil y una amiga que nunca quiera cambiar.
Yo no sé si él todavía me quiere, tampoco espero nada, solo quiero dejar claro que yo sí le quiero. Y por eso quiero cuidarle, me conformaría con que me dejara cuidarle, ayudarle en sus problemas. E incluso prometernos sólo, y únicamente amistad. Y esto lo hago porque daría todo lo que tengo por volver a hablar con él. Y espero que lea esto y que me hable. Porque estoy cansada de sufrir su ausencia.
Y lo único que sabría decirle en este momento es: absolutamente todo lo que quiero se resume en “tú”.
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