Escupo al tiempo.
Se van, esas personas o objetos, o simplemente cosas que están a tu lado, a medida que creces se van y para no volver. No lo hacen porque quieran irse, si no porque deben hacerlo, o porque el destino ha sentenciado su hora.
Estúpido tiempo, escupo al tiempo, porque es el que hace que los recuerdos, que era lo único que te quedaba de ellos, de tus seres queridos, de tus objetos, de tus programas, de tus mascotas… sean inexistentes, hace que desaparezcan fragmentos de tu mente, como una película rallada, como una vida incompleta, como una vida sin ella.
Ahora recuerdo con nostalgia todo el tiempo que pasamos juntas, todo el tiempo que yo la estuve chinchando, todo el tiempo que la alejé de mi lado cuando podría haber estado más con ella, y de nuevo, escupo al tiempo, porque no puedo volver los minutos y segundos atrás de ese momento, no puedo impedir lo que sucedió, no puedo arreglar mis errores, no puedo volver a estar con ella, ni darle besos hasta que se canse y acabe haciéndome daño.
Ahora tengo que vivir con la culpa que residirá en mí mucho tiempo, y de lo que me estaré lamentando por todas las cosas que hice mal, y por todas las cosas que podría haber hecho y ya no puedo hacer.
Quizá suene algo estúpido, pero estoy escribiendo esto por mi gata, por Kenia; mi bicho, mi ratilla, mi juguetona, mi cosa bonita, mi negraca, mi mala leche, mi culo inquieto, mi todo. Ya no podré llamarle por todos los motes que le puse estando a mi lado, y todos y uno de cada ellos que la identifican y la hacen ser como era, especial, mía. Siempre maldeciré mi alergia (la que le tenía) y mi egoísmo por no estar con ella pese a todo, ahora se ha escapado, y escupo al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario