Cada mirada es un mundo
Me dijo algo parecido a: “A nosotros no nos importa como seáis por fuera, nos importa como os veáis vosotras mismas”. Es algo que me llegó, porque yo siempre he pensado que aquello que pensamos que es imposible, como los finales felices de los cuentos, es que alguien vea el interior de la gente, todo el mundo tarde o temprano se fija en como eres por fuera. Y quizá llegues a gustarle mucho a una persona por dentro, pero lo que le haga echarse para atrás sea tu físico. O al revés, que también puede ser. Lo que quiero decir es que para mí, la superficialidad solo era parte de la realidad que vivimos hoy en día. A unos les gustan de una forma y a otros de otra, pero nunca pensé que de verdad hubiera gente que se fijase en el interior de las personas, y no en como son por fuera.
Mi querido amigo, me contó que tenía un don, lo compartió conmigo, y le dije que yo tenía otro. Ya sabéis cual, el de calar si una persona es buena o mala a primera vista. Y la verdad, pensaba que yo era la gran dama que descifraba los gestos y miradas humanas. Hasta que de quien menos me lo esperaba me demostró que me equivocaba totalmente. No se es suficientemente sabio, hasta que llega alguien para corregir tu error.
Vamos por la vida en busca de esa mirada que se diferencie del resto, esa mirada que te haga sentir mariposas en el estómago, que te revolucione la cabeza, que no te deje dormir, que te haga tener pensamientos impuros. Buscamos esa mirada, que desde el primer momento en que la veamos nos produzca un flechazo de amor infinito.
Y como dice mi querido amigo, las personas tienen muchas miradas; miradas para las palabras que no se dicen, miradas para los suspiros que se aguantan, miradas de odio contenido, miradas emoción, miradas de amor infinito, miradas de compasión, miradas de tristeza, miradas de melancolía, miradas de envidia, miradas de simpatía. Y mil y un miradas más. Nuestros ojos son el espejo del alma, son lo que transmite nuestro cerebro, son todas y cada una de nuestras emociones, de nuestros pelos de punta. Dicen palabras, dan besos, susurran cosas.
Pero solo hay que poner atención para escucharlos, acercarte lento, y escuchar con los oídos bien puestos. Solo esas personas que sepan descifrar las miradas de todas las personas, serán los que tengan la receta del éxito. No porque vayan a ser famosos por saber hacer eso ni nada por el estilo, sino porque tienen en sus manos, el secreto del universo.
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