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Este es un blog de sentimientos, reflexiones, amor y de vidas pasadas sobre todo, ya que todo lo que escribimos en un momento determinado, se volverá pasado al fin y al cabo. Lo que las musas me susurran con su voz.

jueves, 20 de junio de 2013

Una sociedad un tanto rara

Una sociedad un tanto rara.


Como siempre, cosas que oigo o veo por la tele, dan lugar a nuevos pensamientos en mi cabeza que me llevan a cuestionarme varias cosas.

Esta vez fue por la iglesia, en realidad todo surge por cosas inocentes e inesperadas. Pero hace que tu cerebro funcione a modo de cavilaciones. En mi caso, surgió por el capítulo de los Simpsons en el que Bart y Homer se hacen católicos, en vez de católicos protestantes como Marge. Y puesto que en nuestra sociedad no hay iglesias católicas protestantes empecé a preguntarme porqué.

Muchos curas acaban mitigando su deseo con señoritas de compañía, mientras que en su propia iglesia es algo prohibido. Y me pregunto porque el poder eclesiástico no cambia esa religión por una protestante, ya que podrían hacer su vida, utilizar preservativos, casarse, tener hijos, y a la vez dedicar su vida a Dios. ¿Para qué elegir una religión que no te permite tener relaciones sexuales si tampoco las cumplen?

Además todo lo que se recauda en una iglesia, al fin y al cabo es para que los curas vivan de nosotros, les pagamos porque den charlas sobre Dios, para que prediquen su vida. Sin embargo, no creo que eso aporte nada a los más necesitados. Y no sé porqué mantenemos a curas cuando millones de personas se mueren cada semana y ellos promulgan la caridad, y el cristianismo cuando no donan nada realmente.

Para mí, una iglesia, como Dios manda, nunca mejor dicho, sería que fuera un lugar donde trabajaran miles de misioneros, dedicando su vida a ayudar. Recolectando dinero para; formar colegios, centros de salud, mercados, comprar comida, etc. Y eso sí sería invertir bien el dinero, y por supuesto que sería un lugar donde todo el mundo pueda ir a rezar, pero sin que nadie tenga que estar dándole charlas de nada.

Y por no hablar del Papa, dedica su vida a dios, promulga la caridad, las buenas obras, mientras que se regodea con su capa de raso y oro. Solo le faltaba reírse de los pobres en su cara, o limpiarse los restos de comida con una servilleta de oro. Si tanto dicen que hay que hacer el bien, y tanto hablan de las buenas obras, deberían aplicarse el cuento.

Pero que puedo decir, al fin y al cabo, esta es una sociedad un tanto rara, como dice mi ídolo indiscutible; Porta. Una sociedad un tanto rara

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