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Este es un blog de sentimientos, reflexiones, amor y de vidas pasadas sobre todo, ya que todo lo que escribimos en un momento determinado, se volverá pasado al fin y al cabo. Lo que las musas me susurran con su voz.

jueves, 20 de junio de 2013

Las palabras se las lleva el viento

Las palabras se las lleva el viento


Buenos medio días, bloggeros y twitteros. Hoy mi post va por una persona que me hace soñar, pero también me arroja un vaso de agua fría y me despierta de mis sueños más bonitos. Allá va.
Las palabras son solo palabras, en un espacio cibernético, en un papel, en un móvil, en un aparato, en una señal, en un sonido. Pero al fin y al cabo palabras, y a las palabras, como ya sabéis, se las lleva el viento con el tiempo.

Siempre he creído en el amor  a primera vista, ese cosquilleo que sientes cuando alguien te gusta tanto, que te pasarías un día entero mirándole, besándole, acariciándole, y haciéndole pasar los mejores momentos de su vida. Eso es lo que me pasó a mí la primera vez que vi al chico que ahora me gusta. Y ese fue mi error entonces, no porque me arrepienta de haberle conocido. Sino por ser la ilusa que piensa que alguien como él se podría fijar en mí. Que cupiera la posibilidad de que para alguien que es mi mundo, pueda ser yo el suyo. Y como muchas otras veces, me equivoqué. Al igual que cometí el error de ilusionarme por alguien que tiene ilusiones en otras personas, en otras cosas, todas ellas menos yo.

He hablado en post anteriores sobre la falsa esperanza. Ya sabéis, cuando alguien te ilusiona, para después no ser verdad. No digo que fuese su obligación tenerme en cuenta, apuntarme como persona fundamental en su vida, de hecho no lo es, para nada. Cada uno puede hacer lo que le plazca con su vida. Pero de lo único que me arrepiento es de haberle incluído en mis planes, y haberle hecho un hueco en mi corazón. El hueco más importante que hay, el del amor, el de las mariposas, el de lo indispensable. Un hueco que podría haber aprovechado con otra persona, un hueco que podría haber esperado a que llegue alguien que de verdad merezca la pena para mí. Un hueco que ahora está vacío, un vacío por desamor, desilusión, desazón, tristeza. Un manantial de emociones desbordado, tirado a la basura, un manantial de sentimientos que no le sirven a la persona a la que se los ofrezco.

Le hubiera dado todo; toda yo sería suya, le hubiera amado como nadie lo habría podido hacer en su vida, le hubiera protegido frente a todo, le habría curado las heridas, le habría arropado, le habría dado todo mi amor, le habría dado todas mis caricias, todos mis besos, todas mis miradas.

Pero la vida no es siempre lo que deseamos que sea, y lo que pase en ella, no siempre va a ser lo que estamos deseando. Los que se enamoren de ti, no van a ser los que quieras que lo hagan. Siempre va a haber remotas posibilidades de que a la persona que te gusta, le gustes tú. Porque la vida es así, un espacio-tiempo con infinitas posibilidades. Una ruleta rusa, un bingo, un póquer, algo que no sabes como acabará.

Pero al fin y al cabo, la vida es un camino que todos tenemos que seguir si queremos progresar como personas, y hacer de nosotros unas personas hechas y derechas. Y en los momentos de bajón, es cuando encuentras a los amigos de verdad, esos que están ahí nadando a contracorriente contigo, esos que te apoyan, que te dan ánimos, que te dan ganas de estrujarlos con todas tus ganas. Esos amigos que se cuentan con los dedos de la mano, esos que nunca olvidarás y siempre te tenderán una mano para levantarte. Y a ellos les doy las gracias por ser quienes son y no otros.

Y a ti, amor, te has perdido todo un mundo de emociones, ese mundo que te hubiera entregado, ese mundo que ya era tuyo desde la primera mirada. ¿Sabes? No me arrepiento de quererte, te quiero, y mañana te querré más que ayer. Pero pase lo que pase, seguiré queriéndote por si cambias de idea, aunque quizá cuando vuelvas a buscarme, yo ya me haya ido, aunque siga amándote. Porque bueno, a las palabras se las lleva el viento y el orgullo el amor.

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