Escribir se me hace pesado
Tantas cosas han pasado, tantas cosas que he pensado y he vivido, tantos enfados que me hubiera gustado dejar en el olvido y dejar sin resolver. Pero bueno, imagino que la vida sigue su curso, con la finalidad de aprender de los golpes que entorpecen mi camino.
Me canso, me canso de saltar obstáculos, de la frase “caer sólo hará que me levante con más fuerza que antes”, mentira, caer tantas veces sólo hace que saltes contra alguien a la mínima, sólo te hace odiar cada día más este mundo y sobre todo al “lobo” que es el hombre.
Una caída más es sólo otra decepción más, otras ilusiones rotas en mil pedazos, la astilla 3000 en el corazón. Los finales existen, y quizá verlos desde fuera sea bonito. Pero cada final establecido lleva detrás un cambio indeseado. A nadie le gusta cambiar algo que hacía de su rutina algo mejor, y por eso no admiten el cambio. Pero tenemos que comprender que si algo un día empezó también le tendrá que llegará su final, no importa lo bueno o malo que sea, porque acabará. No somos conscientes de ello porque el tiempo pasa lento, vivimos en un “Carpe Diem” constante, y después algo malo nos vuelve a explotar en la cara, y así sigue como una sucesión que no acaba, todo va de mal en peor. Es una cadena de fichas de dominó con frágil estabilidad, cae una y después todas las fichas que ya tambaleaban inestables caen con ella. Es un bucle sin fin de decepciones y sufrimiento ¿Hasta cuándo?, hasta que te acostumbres a que las cosas vayan mal, hasta que llegues al punto intermedio, ni saltos de alegría ni ríos de lágrimas, cuando aprendas a pasar de ello. Cuando hayas aprendido a convivir con esos problemas que cada vez aumentan más, cuando ya formen parte de ti.
No es que no valoremos algo hasta que lo perdemos, yo disfruto de todos los momentos increíbles que paso con la gente que quiero y los valoro de verdad. Pero son esas ganas de estar con esa persona que se va las que te hacen pensar que quizá no hayas disfrutado lo suficiente con esa persona. Que una persona se vaya de mi vida, lo puedo evitar siempre que esté en mi mano. Pero tengo que aceptar de una vez que se ha ido y que volverá casi seguro, pero también tengo que aceptar la posibilidad de que quizá no ocurra.
Ella, la niña de mis ojos, mi hermana, y todas las canciones que le canté cuando dormía. Eh, pequeña, no llores, que voy a estar bien aunque te echaré de menos cada día que no estés aquí.
Escribir se me hace pesado, del peso de mis lágrimas que están hartas de salir, y el deseo de sobrevivir está implícito aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario