Se va para volver
Cuando algo pasa a nuestro alrededor, que pueda influirnos negativamente, no nos damos cuenta hasta que llega la gran hecatombe que nos explota en la cara. Dices, bua, seguro que lo paso fatal, va a ser horrible. Pero como bien he dicho, en un futuro, no te estás dando cuenta de lo que pasa a tu alrededor. Es como no poder despertar en la realidad y darte cuenta de las cosas, estás en un profundo sueño de confusión, negación y sorpresa. Después empiezan a aparecer señales que te indican que estás en un sueño, que te piden que te despiertes y abras los ojos. Llegan las fiestas de despedida, los regalos, los “te quiero”, los abrazos, los “te echaré muchísimo de menos”, etc. Y dices, es verdad, no era una mentira, no era una broma, se va de mi lado y yo no puedo hacer nada.
Dicen que si quieres algo, debes dejarlo ir. No sé porqué existe esa frase, ni quien es el estúpido que la inventó. Porque eso lo único que te dice es que te rindas, que no luches por las cosas que te importan, que no hagas nada, porque pase lo que pase sucederán como tenían que suceder. Lo llaman destino, esa fuerza sobrenatural que empuja a que se cumpla lo que ya está escrito. Que lo que deba cumplirse se cumplirá, y los errores habrá que remediarlos, pero por mucho que lo intentes, habrá varias cosas que sigan su curso.
Sé que a donde va le cuidarán estupendamente, y se encargarán de él, no me cabe duda. Pero siento si es muy egoísta querer que no se vaya. A pesar de lo mal que nos hemos comportado el uno con el otro estos últimos días, es una persona súper importante en mi vida que no cambiaría por nada del mundo. Jamás me he enfadado con él hasta hace poco, y es una de las pocas personas que ha sabido apoyarme, entenderme y protegerme. Lo curioso es que se supone que él es el hermano pequeño en esta historia, y creo que en lo que nos conocemos ha cuidado más de mí de lo que yo lo he hecho. Aunque siempre nos hemos defendido el uno al otro.
Ha habido veces que me ha sacado de quicio, porque sí, porque si alguien no me saca de quicio a mí, probablemente es que no le quiera lo suficiente. Pero también es una de las personas más honrables y buenas que conozco. Siempre ha conseguido hacerme reír, siempre que estaba conmigo me sacaba una sonrisa, siempre sabía qué decir para que me sintiera bien.
Me pregunto cuantas veces iré a su casa y no estará por allí pululando pidiéndome que le cante una canción, que le haga “mimitos” o que le deje entrar al baño que se tiene que arreglar. No sé si soportaré entrar en esa casa y que no venga a recibirme con esa sonrisa suya que tiene que me hace tan feliz.
Me enorgullece saber, que he sido una de las personas con la que más ha aprendido, que ha aprendido a controlar las situaciones, a tener siempre la razón, a ser romántico, a escribir cosas bonitas como yo le enseñé, a tratar a una chica como realmente se merece, y a ser como es, muy él y muy hermanito mío.
Le dejaré un recuerdo para que no me olvide en su estancia en el internado, una carta y algo de suerte. Espero que le dé suerte en todos los partidos que tenga de fútbol si es que tiene, o en los exámenes, o lo que sea. Quiero que pueda llamarme siempre que necesite mi ayuda, y quiero decirle todo lo que le quiero, porque se va para volver.
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