Carta de despedida
Buenos medio días queridos bloggeros y twitteros, aquí os dejo otra de las entradas que tenía por publicar, espero que os guste, y como siempre os digo, si os apetece dejar un comentario debajo de la entrada, lo recibiré encantada.
Un día, me robaron el corazón y cuando lo volví a encontrar, estaba hecho pedazos. Lo intenté recomponer, pero no supe cómo. Podría poner en práctica mil formas diferentes para repararlo, pero cuando algo se rompe, nunca queda igual y quizá; esa lección debería haberla aprendido antes de exponerme a que lo rompieran. Lo quise con todo mi corazón, o lo que quedaba de él antes de entrar. Creí que podría amarme aunque sabía que nunca sabría cómo hacerlo. Quizá, el problema sea que no sabe cómo se quiere a alguien.
De ti, amor, aprendí que no toda bondad es innata, que nadie tiene porqué ser compasivo contigo o que no todo el mundo es empático y sigue unos valores. Me siento: defraudada, engañada y dolida. Porque si no me quisiste, me lo hiciste creer. Lo que vi en tu mirada, me pareció único y eso fue lo que me enamoró de ti. Tu forma de mirar, de actuar, y la forma tan bonita que tenías de decir las cosas sin necesidad de palabras.
Yo sé lo que vi, y también vi lo que trataste de ocultarme. Creo que me debes una explicación mayor de la que me diste, pero supongo que nunca fue lo tuyo eso de admitir las cosas que según tú mismo 'te hacen vulnerable'. Yo, podría ser tu fuerza en tus momentos de debilidad, pero no supiste verlo. Quizá no sea lo mejor que puedes encontrar, seguro que hay mil chicas que me superan en todos los aspectos. Y quizá, no les haga sombra en asombrosas, pero ellas no me hacen sombra a mí en la forma en la que te quiero, ni en mi forma de mirarte y comprender tus silencios.
Hace tiempo que dejamos de ser los niños inocentes que éramos antes, y sí, las cosas han cambiado en todos los aspectos. La hemos cagado cientos de veces y si siguiéramos aún seguiríamos cagándola más. Sin embargo, me molesta que me prejuzgues sin conocerme del todo. Prefiero tener una belleza que se base en gestos y mi forma de ser, antes de que me salgan los típicos chulos de gimnasio que sólo estarían conmigo por estar buena. Hay valores personales que nada puede comprar.
Te pierdes, un gran amor incondicional que te iba a cambiar completamente la vida. No es que me lo crea, o me lo flipe, sino que me valoro como persona, aunque no siempre. Me encantabas, porque veía en ti a una persona diferente, con valores, a una persona interesante, que se la sudaba lo que pensara la gente. Y no, no estoy loca, pero sí reconozco que me equivoqué mucho en cómo eres, hasta el punto de llegar a desconocerte.
Te quiero, y me has dado miradas y momentos que no olvidaré, pero que sí cambiaría. No vuelvas a buscarme, porque no voy a estar. Si quieres huir, si fue orgullo, tu sabrás, pero esa fue tu última oportunidad. Tuve miedo de tu mierda de reacción, y con razón. No sé qué esperaba, si siempre supe que eras un cobarde sin escrúpulos. Qué fácil te resulta eximirte de toda responsabilidad, te admiro por tu facilidad para hacerlo. Aunque dudo que alguna vez seas feliz siendo así.
Gracias por la parte que te toca, me has hecho aprender de ésta, te lo aseguro. Y algún día serás tú el que aprenda, siendo ya demasiado tarde, lo que ha perdido.
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