Buenas noches queridos bloggeros y twitteros. Hoy os voy a hablar sobre algunas cosas que nos decimos y que están socialmente aceptadas. Ya sabéis que me gusta mucho reflexionar sobre cosas de la vida, Y como siempre os digo de dónde viene mi inspiración, os diré que leí algo en la revista "Mente Sana" que me hizo reflexionar. Espero que lo disfrutéis y que opinéis si así lo queréis.
Muchas veces damos por supuestas mentiras globales y sociales que compartimos con el resto de la humanidad. Una de esas cosas es cuando la gente cree que es malo que nos importe lo que la gente opine de nosotros. Incluso vemos mal el hecho de querer agradar a los demás. Y ya ni te digo complacer en ciertos aspectos cotidianos a alguien (no me refiero al plano sexual). Y yo me pregunto: ¿Por qué es malo que a mí me importe lo que los demás piensen de mí? ¿A caso es posible evitar que a mí me importe o me afecte lo que los demás piensen de mí? Es más, ¿a caso la mayoría de la población no se mueve por eso, por lo que los demás vayan a opinar sobre ellos? ¿Existirían los influencer si suprimiéramos la idea de que nos importe lo que los demás piensen de nosotros? ¿Existiría la ropa? ¿Saldríamos vestidos a la calle si no nos importase lo que los demás piensen de nosotros? ¿O más bien iríamos desnudos porque no nos importa lo más mínimo la opinión ajena? Claro que saldríamos desnudos, porque no existiría ni la vergüenza propia ni la ajena. No existiría el pudor, el rubor de las mejillas... Y además, ¡qué coño! Es cómodo que te cagas.
Esto es como cuando alardeas de que tienes una virtud muy valorada y respetada en la sociedad: la cualidad de ser sincero. Este es otro mito que hay que desmentir. Esta es otra de esas mentiras que nos decimos y nos creemos socialmente y a diario. ¿A caso alguien es poseedor de la verdad absoluta como para llamarse a sí mismo "sincero"? ¿A caso alguien apostaría su mano a que nunca ha dicho una mentira? Está bien, todos estamos de acuerdo con que no se aceptan todas las mentiras. Y que hay mentiras con derecho a serlo porque son necesarias para la supervivencia, por ejemplo, y otras no. Es decir, que hay mentiras socialmente aceptadas, moralmente y éticamente. Pero hay otras mentiras moralmente reprochables, aunque siempre depende de quién las mire, hacia quién están dirigidas o su contexto, entre otras cosas. En sí no creo que alardeemos de ser sinceros, no tendería sentido. Yo creo que alardeamos de no ser moralmente cuestionables, de no mentir cuando está mal hacerlo. Si me preguntas: ¿Según quién? Te diré que no lo sé. Podría poner algún ejemplo, aunque probablemente exista quien me rebata y cuestione lo que digo o lo que yo considero como malo o bueno porque ya sabemos que eso es subjetivo y altamente relativo. Allá va: Se supone que no está bien mentir cuando le estás engañando a tu pareja. La sociedad diría que lo correcto sería decirle la verdad al instante. No hacerlo sería mentir, pero no sería una mentira válida y pasable, si no una mentira horrible y reprochable. Sí estaría bien mentir, bajo mi punto de vista, si te has escapado de casa estando castigado para ir a estudiar a una biblioteca. Pero claro, aquí depende del contexto, porque si alguien va a sufrir tu castigo por ti, o si la respuesta a ese castigo es agresiva, entonces la persona en cuestión tampoco habría actuado bien. Como digo, todo depende. Lo que nos queda claro es que la mentira se mueve por unos parámetros morales, pero lo cierto es que por mucho que digan, nadie se libra de mentir. Y nadie es poseedor de la verdad absoluta. Por eso nadie puede otorgarse la medalla a la sinceridad.
En resumidas cuentas, a todos nos importa lo que los demás piensen de nosotros, otra cosa es que se digan que no para que duela menos una crítica negativa. Los "bienquedas" o no existen, o lo somos todos, porque todos en algún momento de nuestras vidas hemos querido agradar a alguien. E incluso puede considerarse un gesto altruista y humilde, siempre y cuando no sea movido por el narcisismo. Y creo que no es nada malo, según la intención con la que se haga, malo es robar y matar dicen. Pero según el contexto y la historia, podrían decir lo contrario. Sin embargo, Robin Hood era un ladrón, ¿no? ¿Pero quiénes robaban en realidad? Y a pesar de ser un ladrón, ¿a que no lo condenarías? El caso es que nadie es tan sincero como le gustaría, y la sinceridad no es para tomarla como una virtud inherente a uno mismo, porque nadie se libra de mentir. El tema está en si mientes para hacer el bien o si mientes para hacer el mal. E incluso mintiendo para hacer el bien, podrías estar haciendo mal y viceversa. Ya sabemos que todo en esta vida es relativo y subjetivo.
Esto sucede también con otros conceptos o ideas como quien dice "no soy celoso". Hoy en día todos nos decimos que ser celoso está mal. Por norma, ser celoso está mal visto socialmente. Pero aún así celamos y nos ponemos celosos. Sin embargo, cuando alguien nos llama la atención sobre esto, instintivamente lo queremos tapar como quien barre la mugre y la esconde debajo de la alfombra. No nos engañemos, todos hemos sentido celos alguna vez, ya sea por inseguridad, o simplemente porque es una emoción humana de lo más común, contra la que luchamos sin saber por qué. ¿Realmente existe alguien que no se haya puesto celoso nunca? Porque no olvidemos que hay muchos tipos de celos y dirigidos hacia muchos tipos de relaciones humanas y humanos en sí. ¿Existirán celos malos y celos buenos? ¿Tendremos que aceptar los celos como parte de nosotros o por el contrario tendríamos que rechazarlos? ¿Quién dicta cuándo sí y cuándo no? ¿Existirá una forma sana de estar o ser celoso?
Lo mismo pasa cuando decimos: "soy buena persona". Soy buena persona, ¿comparado con quién o con qué? ¿Qué conductas, acciones o reglas debe seguir alguien para encajar en el concepto de "buena persona"? ¿Quién juzga o por qué tiene alguien esa potestad para decidir si yo soy o no buena persona? Por ejemplo, ¿una buena persona se puede permitir haber sido cruel en un momento determinado con una persona determinada? Aquí yo diría que depende y no me equivocaría. Pero y si depende, ¿de qué depende? Porque está claro que casi todos compartimos unos estándares de ética y moralidad. O quizá según las regiones, las culturas, y las costumbres, se acepten unas cosas y se rechacen otras. ¿Quién me asegura que lo que yo veo como algo malo o algo bueno sea así? ¿Quién dice que lo que ve el de una región es verdad y lo mío es mentira y viceversa? ¿Quién dice que es así y no de otro modo? ¿Quién dice que el de otra región esté equivocado y yo no, o yo esté equivocada y él no? O quizá incluso los dos estemos equivocados. Para saberlo, quizá necesitemos un referente con el que compararnos. Porque sino, no tenemos cómo consultarlo porque cada persona es un mundo. Al final nos damos cuenta de que la verdad no existe si se convierte en algo relativo. La verdad es subjetiva, y hay una para cada uno de nosotros. Pero todas, o casi todas, únicas y a medida de sus dueños.
Otra de esas frases de Óscar, y se considera que es inherente a las buenas personas, es la que dice: "yo no odio". Y sabemos que todos en algún momento odiamos cosas, personas... Pero odiamos. A menudo, como pasa con los celos, queremos apartar de nosotros el odio. Pero al final es otra emoción humana más que refleja e identifica a una persona que nos ha hecho daño, o que nos cae mal por algún motivo... En fin, algo que nos causa rechazo. Sin embargo, yo lo veo como una herramienta que tenemos los seres humanos para protegernos. Esto pasa también con el olfato, por ejemplo. Cuando algo nos huele mal, es porque es dañino, está en mal estado, o es perjudicial. Y esto hace que no ingiramos cosas que pueden atentar contra nuestra salud. Esto pasa con el miedo y el odio también. Aunque, como siempre, dependiendo del contexto, hay cosas que hacemos mal movidos por el odio. Pero esto pasa porque no hemos sabido gestionar nuestro odio y lo hemos convertido en un arma de destrucción. Pero aún y todo, yo creo que el odio es necesario para nuestra supervivencia.
Yo relaciono la falsedad con el quedar bien. Porque, ¿quién no ha sonreído o saludado a alguien que le cae mal? Todos hemos sido "falsos" alguna vez en nuestras vidas cuando nos ha convenido. No digáis que no. Yo confieso que he llegado a saludar y a sonreír a esa profesora que me caía fatal e incluso he llegado a hacerle la pelota por un bien mayor, por beneficiarme con una buena nota. Todos tenemos prioridades y no hacemos siempre cosas buenas para lograr nuestros objetivos. Aunque esto puede ser bueno o malo, según. Si todo el mundo dijese todo lo que piensa sobre otras personas, nadie saldría vivo, crecería el odio y la destrucción. Hubiéramos usado el odio para provocar el caos.
Con lo cual, alguien no es el 100% de algo, ni el 100% de nada. Sí, algunos tenemos valores, es cierto, y también sentido de la ética y la moral, pero ninguno somos 100% sinceros, 100% buenas personas, etc. Así que no critiquemos tanto, no achaquemos en los demás cosas de las que nosotros también pecamos, por favor. Quien sea inocente que tire la primera piedra.
Totalmente de acuerdo contigo, es importante ser sincero y más en un momento donde nos rodea la mentira.
ResponderEliminarAunque la sinceridad total es una ilusión, porque las propias normas del saber estar y el protocolo de convivencia nos prohíbe escupir las verdades.
Pero por supuesto que la mentira es algo tan dañino y tóxico que mejor intentar escapar de ella.
¡SALUDOS Y FELICES FIESTAS!