Mudando de piel
Buenas noches queridos bloggeros y twitteros. La noche de hoy vengo cargada de reflexiones sobre los cambios, las etapas, y a fin de cuentas lo que supone mudar de piel.
Cuando los reptiles mudan de piel, comienza una nueva etapa de sus vidas, pasan por un nuevo estadio. Siguen siendo el mismo tipo de animal, sólo que con algunas pequeñas modificaciones. Trayendo esto a la realidad, sería como decir que estoy en una especie de estadio de "pupa", aunque no creo que esté en mi penúltimo estadio, pero sí que es una etapa de comienzo de la madurez.
Últimamente reflexiono bastante a cerca de lo que me deparará el futuro, los nuevos cambios que me esperan, los pequeños pasos que estoy dando para alcanzar una gran meta, y a fin de cuentas, el giro que dará mi vida en tan sólo unos cuantos días. Siempre he tenido cierta aversión hacia los cambios, nunca me ha gustado salir de mi zona de confort y tener que empezar de nuevo, pero supongo que forma parte de la vida enfrentarte a retos y situaciones, que de no estar obligada, tal vez no me enfrentaría.
Como de costumbre, cuando un cambio se acerca, me empequeñezco, me asusto, y no sé cómo enfrentarme a ello. Pero lo que me suele pasar en este tipo de situaciones, es que me sorprendo a mí misma, siendo más fuerte de lo que creo ser. Me sorprendo, enfrentándome a todas esas situaciones como si llevara toda la vida haciéndolo. ¿Qué paradójico verdad? Porque justamente llevo toda la vida enfrentándome a situaciones a las que no me quiero enfrentar.
A veces estamos tan enfrascados en nuestra propia rutina, en nuestros deberes, y tareas, que no nos damos cuenta de muchas cosas. Ni siquiera nos damos cuenta de que hemos superado un miedo, porque aunque cuando lo vemos venir nos seguimos asustando de la misma manera, la diferencia es que ya no huimos, y pese al miedo, nos enfrentamos a ello. Estamos acostumbrados a tener miedo. Tampoco nos damos cuenta de otras muchas cosas, como por ejemplo, que nuestra madre está cambiada. Vemos una foto de hace tiempo, y nos sorprendemos porque no recordamos cómo estaba una persona que vemos cada día, hace unos cuantos años. Parece como si el tiempo sólo pasara para el resto, pero la realidad es que nosotros pasamos con el tiempo.
Está genial cambiar de aires, cambiar de planes, cambiar de rutina, etc. Pero lo que verdaderamente nos asusta, o por lo menos a mí, son los grandes saltos. Llega un momento en el que tenemos vértigo, porque pensamos que está demasiado alto como para saltar, pero lo cierto es que sólo se puede hacer algo, siempre y cuando se crea que se puede hacer. Luego está ese miedo y esa frustración que te dice "no puedo", y cuando piensas "no puedo", sinceramente, no puedes. Pero siempre se puede.
Me asusta empezar la universidad, pero a la vez lo estoy deseando, porque llevo mucho tiempo persiguiendo este sueño. De hecho, lo persigo desde que tengo uso de razón, (y con uso de razón me refiero a criterio propio), pero ahora que lo tengo delante, me asusta. Porque voy a tener que enfrentarme a nuevas situaciones, a un nuevo círculo de gente, una nueva forma de funcionar, distintas asignaturas que nunca había dado, etc.
Este cambio, a su vez, va a implicar otro cambio dentro de un año, si llego al objetivo al que tengo que llegar. Quizá en un año ya no viva aquí, y me encanta, porque también llevo mucho tiempo queriendo largarme y hacer mi vida sola y como quiera, con mis normas, mis reglas y las riendas de mi vida. Pero eso también me asusta, aunque es cierto que estoy deseando perder de vista a todo el mundo. Quiero perder de vista esta ciudad, la gente de esta ciudad (en general), a mi familia que se esfuerza por darme la brasa todas las horas del día que estoy despierta, y demás. Me apetece muchísimo vivir sola, sin que nadie me diga lo que tengo que hacer, y bueno, mudar de piel, cambiar como persona, iniciar una nueva etapa de mi vida para mí y conmigo misma.
El año que viene viviré una experiencia única para mí, lo que es vivir sola, lo que es estar sin mi madre (que aunque me dé la brasa, es la única que me pone los pies en la tierra, y la que sabe qué decirme para tranquilizarme, cosa que nadie más sabe hacer) lidiar con situaciones sola, estudiar sola sin que nadie me obligue, hacerme cargo de mi espacio personal, de la comida, entre otras cosas. Eso, como reto personal, me apetece muchísimo, pero a la vez me da vértigo, porque realmente no sé lo que me espera, y puede ser un dibujo muy bonito de lo que podría ser mi realidad, pero las cosas no son tan fáciles como las pintan y sé que va a ser duro.
De momento, estoy mudando de piel, porque es el curso de la vida, porque es lo que toca. Sí, me asusta mudar de piel y no saber cuál será el resultado, pero es que nadie ha podido adelantarse a los acontecimientos. Simplemente hay que esperar a que el momento llegue, la situación se dé e ir tomando pequeñas decisiones que clarifiquen mi próximo futuro, mi próximo destino, mi próximo reto, mi próxima misión en la vida. Es una etapa difícil para mí, ya que en el año que esté aquí no puedo acostumbrarme a nada, ni a nadie, porque me iré. Pero al final todo el mundo se va, todo el mundo toma las riendas y cambia su vida. Forma parte del proceso de vivir, y tengo que aceptarlo. Ahora, yo creo que sólo me esperan y me quedan cosas buenas por vivir, y momentos, que probablemente jamás olvide. No veo el momento de dejar de estar en este estadio entre una muda y otra, y mudar de piel durante una larga temporada. Sólo espero sentirme cómoda con mi nueva muda, porque la verdad es que de lo que más ganas tengo es de vivir y ser feliz.
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