El tren de la vida
Buenos días queridos bloggeros y twitteros, he estado pensando en trenes. Sí, estoy segura de que habéis leído en miles de sitios metáforas de los trenes de la vida, pero supongo que toda persona en su vida tiene que llegar a una conclusión sobre los trenes que ha tomado y los que tomará algún día. Como ya sabéis la vida es efímera, hay muchos pasajeros, y muchos trenes con billete de ida, pero no de vuelta.
El tren de la vida es la estación donde aguardan todos los trenes, es el tránsito de la vida, es todas las decisiones, todos los miedos y temores. Todo lo que compone parte por parte, nuestra vida y sobre todo nuestros viajes en ella. Para mí, hay estos tipos de trenes en el tren de la vida:
1) El tren del amor. Pasa una vez cada cierto tiempo, se lleva a nuestros amores verdaderos, a nuestros errores amoriles, a los sentimientos que queremos olvidar pero siempre vuelven. En ese tren siempre hay un fantasma del pasado, el fantasma de las brasas, de la frase que todos hemos oído alguna vez "donde hubo fuego, brasas quedan". Esos recuerdos junto a ese fantasma que vienen para hacernos pedazos el corazón. Todo lo que una vez vino y se fue, vuelve.
2) El tren de la muerte. Todos hemos visto como se iba el tren de la muerte con nuestros seres queridos. Hemos visto como se subían a él nuestras personas más allegadas sin poder hacer nada para evitarlo. Este tren, suele estar plagado de pasajeros antiguos, de pasajeros con una vida destrozada, de pasajeros que cometieron el error de su vida, de pasajeros que pudieron remendar sus errores pero estaban demasiado perdidos como para ver las señales del camino, de pasajeros sin remedio, de drogadictos, de alcohólicos, de maltratadores... Nunca un ser querido de estos pasajeros ha querido que este tren se marchara hacia su caótico destino, pero tampoco nunca ha podido evitar su irrefrenable destino. El de evitar su llegada a ninguna parte. Sin embargo, y inevitablemente, hay trenes que deben partir.
3) El tren de las lamentaciones. Este es un tren que todos esperamos, este tren lleva consigo lamentaciones echas personas, lleva malos sentimientos, malas sensaciones, lleva dolor, corazones partidos, desengaños, aventuras, lleva el mal escrito en rótulo. Todos queremos que este tren parta a ninguna parte, sin ninguna dirección, que se pierda por el camino y que no vuelva. Todos queremos perder de vista todos esos recuerdos dolorosos que hacen nuestra vida más complicada de lo que es. Ese tren lleva todas las cosas que pudimos hacer y no hicimos, lleva todo lo que queremos perder de vista para siempre. Sin embargo, este tren, aunque no sepamos su destino, lo tiene sin duda, y puede llevar mucho tiempo hasta que llegue a su destino. La cabeza y el corazón necesitan tiempo, tiempo para asumir, tiempo para aceptar, tiempo para recuperarse, y es ese tiempo el que conlleva que este tren llegue finalmente a su destino.
4) El tren de las oportunidades. Este es veloz como un rayo, y pasa una vez por oportunidad. Si no lo ves venir, si llegas unos minutos tarde, se escapará, no volverá. Y en vez de tomar el tren de las oportunidades, tendrás que tomar el tren de las lamentaciones, que llevará tu lamentación consigo hasta un lugar indefinido todavía. Por eso, para estos trenes hay que estar esperando antes de su llegada, quizá horas, años antes de que este aparezca. Porque cuando haga su aparición estelar, sólo será una vez, y sólo tendrás unos segundos para subirte a él.
5) El tren de los recuerdos (buenos). Este es un tren que tomamos constantemente, es un tren en el que nos gusta viajar, es nuestro palacio de la memoria constante. Ya que el tiempo no vuelve, lo que has hecho, hecho está. Y esto no es bueno en este sentido, ya que ni puedes cambiar los errores que cometiste en el pasado, ni puedes revivir personalmente los buenos momentos que viviste. Pero por eso tenemos memoria, para acudir a ellos siempre que podamos, y por eso hay un tren, que podemos tomar siempre que queramos. Lo malo es, que con el tiempo, este tren viaja tantas veces, tiene tantos destinos y tantas ocupaciones, que se van perdiendo por el camino los recuerdos más antiguos, también para dejar espacio a los nuevos que vienen. Es sólo un tren, y no cabe toda la buena historia de alguien, hay cosas que pasan a ser banalidades, y acaban desechándolas del tren por falta de espacio.
Sin embargo, pese a todos los trenes que hemos tomado, los que se nos han escapado, los que pudimos coger, y los que aparecen una vez y no vuelven, tenemos una virtud en común todos los humanos. Todos tenemos conciencia, todos pensamos, todos sentimos. Al igual que todos merecemos más de un tren de la oportunidad, todos tenemos la capacidad de cambiar nuestra personalidad, de cambiar de mentalidad y no volver a cometer los mismos errores que cometimos en el pasado anteriormente. Pero por desgracia, hay personas que no tienen la mente abierta, y tienen el corazón cerrado, se empeñan en que algo no puede ser, y sin embargo "nada es imposible", todo está en la capacidad y en las ganas de cada uno para hacer algo. Yo siempre he sido una persona que ha ido a por lo que quiere, pese a las consecuencias que conlleve ir a por todas, y siempre he pensado que si una persona realmente quiere hacer algo, no importa lo que se interponga en su camino, porque no parará hasta que sea posible, CUESTE LO QUE CUESTE.
-Cristina González-